La plasmación de la cotidianidad con un estilo luminoso y casual ha convertido a Martina Paukova en una ilustradora codiciada por marcas globales. Nos explicó su trabajo en la reciente edición de Graphispag. La ilustradora eslovaca Martina Paukova define su trabajo como "lleno de escenas mundanas, con personajes esbeltos, a veces perplejos, sentados detrás de su ordenador o tomando un café".

Esta exploración de la normalidad del día a día a través de dibujos aparentemente simples y luminosos ha llamado la atención de empresas como Apple, Ikea, Asos, Bloomberg, The New York Times o Pull&Bear entre muchas otras que se han servido del trabajo de Paukova para impulsar sus proyectos. Paukova fue una de las ponentes de Grada&CongrésGràfic, celebrado en el marco de Graphispag 2019, en el que repasó su trayectoria y habló sobre su relación con las marcas y la impresión en una entrevista realizada por Víctor Solvas, colaborador de Graphispag.

¿Qué valor puede añadir un ilustrador a las marcas?

Es interesante, porque si le preguntas a mi madre qué es un ilustrador te dirá que es alguien que hace dibujos para un libro infantil. Sin embargo, la ilustración está en todas partes. Incluso en la etiqueta de tu camiseta hay un pequeño logo que es una ilustración o también está presente en una taza de café. La ilustración es una parte esencial de la identidad de una marca.

¿Cómo ha cambiado el trabajo del ilustrador desde que se ha despertado el interés de las marcas?

Los ilustradores se han convertido en pequeñas marcas con identidad y valores propios que deben conservar. Las marcas buscan combinar su visión de estilo de vida, o lo que quieren comunicar a sus consumidores, con la imagen que ofrece cada ilustrador. El ilustrador mantiene su estilo a pesar de trabajar para otras marcas, y para las empresas es un valor contar con su trabajo. Es una nueva forma de trabajar, en la que ambas entidades se unen manteniendo su identidad.

¿Cómo se satisfacen las necesidades de una marca manteniendo un estilo y una identidad propias?

Cuando has logrado crearte una identidad reconocible como ilustrador es más fácil, porque, a pesar de seguir unas consignas, las marcas con las que trabajas quieren tus personajes y tu estilo. De hecho, es lo que están buscando. Tan solo es cuestión de adecuar ese estilo a unas escenas o unos propósitos comerciales. Suele haber mucha libertad para la creatividad. Las grandes marcas suelen presentarme un producto que quieren promocionar y me dejan trabajar, modificar y adaptar mis ilustraciones alrededor de ese producto. Lo importante es que se establece una relación entre iguales, en la que se respeta la identidad y el trabajo del ilustrador y de la empresa.

¿Por qué cree que las marcas están dispuestas a ceder su línea gráfica en ciertas campañas para colaborar con un ilustrador?

Recuerdo cuando trabajé en la campaña Google Social Impact, en la que tenía que hablar sobre cómo podemos impactar a nivel social. ¿Cómo muestras eso? Creo que Google se fijó en mis personajes porque son amables, simples, nada amenazadores y seguramente buscaban eso: simplificar el mensaje para que llegara mejor al consumidor. Ellos podían lograr eso trabajando conmigo, por lo que había una buena razón para que yo llevara la línea gráfica de esa campaña.

Pasa también con las marcas de lifestyle. A veces las marcas buscan ser más casual, o más agradables para los consumidores, y no saben cómo enfocar este movimiento. En estos casos, las colaboraciones con ilustradores reconocidos pueden ser una buena vía transmitir estos valores al mercado y simplificar procesos que, dentro de las empresas, pueden ser mucho más complicados.

Comentaba que los ilustradores se han convertido en marcas que deben preservar sus valores. ¿Cuáles son los elementos que siempre aparecen en tus trabajos?

Todos los ilustradores tenemos un alfabeto visual que aplicamos a todos los proyectos, porque es lo que nos hace reconocibles. Yo he ilustrado artículos sobre banca internacional y, a la vez, he trabajado con marcas como Google o Pull&Bear. Lo único que tienes que hacer es revisar tu alfabeto y ver cómo se adapta a cada tema que tienes que tratar.

¿Cómo condiciona el proceso de impresión en el trabajo de un ilustrador?

Hay un gran ironía en el oficio de los ilustradores, que es que, aunque trabajemos para proyectos físicos, rara vez vemos la versión final de nuestro trabajo impresa. En general, no me preocupo demasiado por cómo quedará mi ilustración una vez se imprima por dos motivos: el primero, porque está en manos del cliente y no tengo demasiado poder para influir, y, segundo, porque antes sí había un proceso de conversión de colores por los cambios que se podían dar en la impresión, pero eso ya no sucede. Hoy en día, con la evolución tecnológica puedes estar convencido de que el papel mostrará tu trabajo tal y como lo has diseñado. Cuando recibo una revista con mis ilustraciones me sorprendo de lo bonitos que se ven los dibujos y los colores una vez están en papel. Así que, mi relación con los impresores, es de confianza porque ya hace mucho tiempo que no me llevo una decepción.

La evolución tecnológica también ha permitido a la impresión entrar en nuevos campos, como el diseño de interiores. ¿Ha abierto esto nuevas puertas también a los ilustradores?

Yo misma he trabajado en proyectos de diseño de interiores. Con Pull&Bear trabajé en la decoración de las furgonetas que hay en las tiendas, así que yo decidía qué ilustración iba en cada lugar. En el festival Cannes Lions tuve que enviar las ilustraciones y eran ellos los que decidían en qué lugares se colocaban, la escala en que lo imprimían, cómo combinar las imágenes, … Por lo que sí, los ilustradores formamos parte de este diseño de interiores basado en la impresión, pero no siempre tenemos el control sobre cómo se utiliza nuestro trabajo.